En muchos textos de carácter pedagógico, se emplea la cursiva para introducir una idea y explicarla:
«Un fonema es la unidad fonológica mínima que, en un sistema lingüístico, puede oponerse a otra unidad en contraste de sentido».
No es algo establecido por las normas de ortografía, sino que corresponde al ámbito de la ortotipografía. Este conjunto de normas que regulan el empleo de los signos tipográficos postula que una de las funciones de la cursiva es el realce de la palabra. Cuando la finalidad de un texto es didáctica, el recurso tiene el objetivo de destacar la palabra que se está definiendo. A esto se lo denomina empleo en metalenguaje.
Algunos tienen dudas sobre si este uso es equivalente al de las comillas. Lo que se suele recomendar es que si es posible, es preferible la cursiva. Cuando no es viable técnicamente, entonces se elige otra opción, como pueden ser las comillas o el subrayado. Por ejemplo, en un manuscrito, el empleo de la cursiva no es sencillo, por lo que para estos casos se opta por las comillas.
«Un fonema es la unidad fonológica mínima que, en un sistema lingüístico, puede oponerse a otra unidad en contraste de sentido».
No es algo establecido por las normas de ortografía, sino que corresponde al ámbito de la ortotipografía. Este conjunto de normas que regulan el empleo de los signos tipográficos postula que una de las funciones de la cursiva es el realce de la palabra. Cuando la finalidad de un texto es didáctica, el recurso tiene el objetivo de destacar la palabra que se está definiendo. A esto se lo denomina empleo en metalenguaje.
Algunos tienen dudas sobre si este uso es equivalente al de las comillas. Lo que se suele recomendar es que si es posible, es preferible la cursiva. Cuando no es viable técnicamente, entonces se elige otra opción, como pueden ser las comillas o el subrayado. Por ejemplo, en un manuscrito, el empleo de la cursiva no es sencillo, por lo que para estos casos se opta por las comillas.