Cursiva en metalenguaje

En muchos textos de carácter pedagógico, se emplea la cursiva para introducir una idea y explicarla: 

«Un fonema es la unidad fonológica mínima que, en un sistema lingüístico, puede oponerse a otra unidad en contraste de sentido».

No es algo establecido por las normas de ortografía, sino que corresponde al ámbito de la ortotipografía. Este conjunto de normas que regulan el empleo de los signos tipográficos postula que una de las funciones de la cursiva es el realce de la palabra. Cuando la finalidad de un texto es didáctica, el recurso tiene el objetivo de destacar la palabra que se está definiendo. A esto se lo denomina empleo en metalenguaje.

Algunos tienen dudas sobre si este uso es equivalente al de las comillas. Lo que se suele recomendar es que si es posible, es preferible la cursiva. Cuando no es viable técnicamente, entonces se elige otra opción, como pueden ser las comillas o el subrayado. Por ejemplo, en un manuscrito, el empleo de la cursiva no es sencillo, por lo que para estos casos se opta por las comillas.

¿Paranóico o paranoico?

La forma válida se escribe sin tilde.

En diferentes ocasiones he visto tildada la palabra paranoico/a y creo que esto se debe a un problema de percepción en la pronunciación del sufijo -oico. Como palabra grave o llana, no debe llevar tilde: pa-ra-noi-co. Sin embargo, intuyo que algunas personas no notan que la secuencia oi forma diptongo y pronuncian la palabra como esdrújula: pa-ra-no-i-co. Quizá algunos agreguen cierto énfasis en la vocal abierta o que produzca un alargamiento en su dicción y a partir de ello, deduzcan erróneamente que la palabra es esdrújula. Es una conjetura, ¿cuál es la de ustedes?