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¿Currículum o curriculum?

La palabra curriculum se escribe en cursiva sin tilde cuando le sigue la palabra vitae y en redonda y con tilde, en caso contrario.
Es un criterio bastante razonable: la expresión completa se considera como un latinismo y como tal, se adopta la cursiva para señalar que forma es extranjera (por eso no corresponde la tilde). En cambio, cuando se emplea el término currículum en solitario, la tilde y la redonda señalan que este se ha adaptado al español. 

Cursiva en extranjerismos

Son extranjerismos las palabras que pertenecen a otras lenguas, pero que están incorporadas al español. Lo que suele causar confusión es que en algunos casos se deben escribir en letra redonda y en otros, en cursiva.

La norma pide que se emplee cursiva cuando se conservan la grafía y la pronunciación originales. Es decir, en estas palabras se pueden observar rasgos gráfico-fonológicos ajenos a la ortografía del español. Por ejemplo, la forma jazz (que nosotros pronunciamos como «yaz» y que contiene la doble z), o el término software, entre otras.

En cambio, se mantienen en redonda las que han sido incorporadas a la lengua porque no incluyen combinaciones gráficas ajenas a las nuestras, ni suponen una pronunciación diferenciada. Es el caso de los términos web o sándwich.

Desde mi punto de vista, el asunto tiene algunos bemoles, ya que si siguiéramos a rajatabla la norma, deberíamos escribir siempre pizza en cursiva (la zz no es propia del español) y es una palabra muy incorporada a nuestro vocabulario cotidiano como para enajenarla así. También debería asumirse que todo el mundo pronuncia la d final en la palabra récord. De todos modos, el criterio es claro y es práctico: la cursiva cumple la función de resalte, y sirve para advertirle al lector que esa palabra no se pronuncia con los códigos del español. 

Cursiva en metalenguaje

En muchos textos de carácter pedagógico, se emplea la cursiva para introducir una idea y explicarla: 

«Un fonema es la unidad fonológica mínima que, en un sistema lingüístico, puede oponerse a otra unidad en contraste de sentido».

No es algo establecido por las normas de ortografía, sino que corresponde al ámbito de la ortotipografía. Este conjunto de normas que regulan el empleo de los signos tipográficos postula que una de las funciones de la cursiva es el realce de la palabra. Cuando la finalidad de un texto es didáctica, el recurso tiene el objetivo de destacar la palabra que se está definiendo. A esto se lo denomina empleo en metalenguaje.

Algunos tienen dudas sobre si este uso es equivalente al de las comillas. Lo que se suele recomendar es que si es posible, es preferible la cursiva. Cuando no es viable técnicamente, entonces se elige otra opción, como pueden ser las comillas o el subrayado. Por ejemplo, en un manuscrito, el empleo de la cursiva no es sencillo, por lo que para estos casos se opta por las comillas.

¿Comillas o cursiva?

Las comillas altas (“ ”) o las bajas (« ») se usan tanto para citar textualmente como para destacar expresiones que tienen algún tipo de particularidad. Lo que genera confusión es que la principal función de la letra cursiva es el realce (por ejemplo, una palabra, oración o texto que se usa en un sentido especial o que se quiere destacar porque no pertenece a nuestra lengua). En este sentido, muchas veces los que escriben presentan dudas entre estas dos opciones.

Aquí van dos usos que suelen generar problemas:

1) Extranjerismos:
El Diccionario panhispánico de dudas advierte que en textos impresos en letra redonda es recomendable reproducir los extranjerismos crudos (aquellos que no están incorporados en nuestra lengua) en letra cursiva en vez de escribirlos entrecomillados. Si el texto está en cursiva, entonces sí es frecuente el uso de las comillas:

«En el salón han puesto una boisserie que les ha costado un dineral».
o
«En el salón han puesto una "boisserie" que les ha costado un dineral».

2) Énfasis para resaltar importancia
En determinados contextos en los que se busca enfatizar algo, pero solo para resaltar la importancia de una o varias palabras, no se aconseja el uso de comillas ya que uno de sus usos habituales es el de la ironía y esto podría confundir al lector. Tampoco la cursiva, ya que el realce que sugiere esta tipografía no se vincula con este uso.

Énfasis:
«Es muy importante que traigan todos los documentos».

Ironía:
«Parece que últimamente le va muy bien en sus «negocios».