Reconozcamos que jodete no es una palabra que canse: con frecuencia resulta muy práctica y casi nadie tiene registro de la gran cantidad de situaciones en que es empleada; podríamos definirla como una puteada neutra. Tal vez sea esta neutralidad la que la vuelve poco efectiva en aquellas ocasiones en que necesitamos ser más directos o personales con nuestras dedicatorias. También hay que admitir que es difícil no caer en la franca y asequible grosería. Para estos casos, propongo un nuevo «¡que vuelva!»: el viejo y querido «chiva calenchu».
Modo de empleo: la frase pierde vigor si no se pronuncia con el debido gesto, que consiste en ubicar la mano sobre el mentón (un poco al estilo fierita, pero sin sobreactuación), y deslizar nuestros dedos índice y pulgar desde arriba hacia abajo.
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