El siguiente es un ejemplo de cómo el descuido de la escritura puede opacar las intenciones con que un texto ha sido emitido y desfavorecer la imagen institucional de una entidad. Me refiero al anuncio televisivo El groso de Bouchard, producido para Presidencia de la Nación por la agencia Braga y Menéndez en el marco de la campaña del Bicenterario.
Creo que está claro que la campaña está orientada hacia un público joven, al que se dirige en un registro especial (la palabra groso podría sintetizar esta idea). Celebro la idea y su realización, pero considero que al existir una intención educativa, debería haber un mínimo cuidado del texto que acompaña las imágenes. Digo mínimo porque las faltas ortográficas que se cometen podrían haber sido fácilmente advertidas y corregidas.
Que aparezca un Groso! sin el signo exclamativo de apertura puede ser justificado desde la intención ¿estética? de copiar el lenguaje propio empleado para los mensajes de texto de la telefonía celular. También puedo llegar a hacer un esfuerzo para perdonar que la frase Que manera de pasar el año nuevo no cuente con sus signos de exclamación correspondientes, y que el pronombre qué aparezca sin la tilde que debería llevar en este caso. Pero no puedo perdonar que las palabras fue (en su segunda aparición) y dio se exhiban con tilde. No, eso sí que no. Vamos a la explicación.
Por ejemplo: "Quiero tomar un té" (té como sustantivo) / "Te llamé ayer" (te como pronombre).
Las palabras dio y fue en todos los casos son verbos y no poseen una forma equivalente de la cual deban diferenciarse por la tilde. Es por esto que no deben escribirse con este signo.
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